El inicio en sí no está mal, se nos vuelve a presentar el personaje, sus asuntos con la pelirroja, su existencia “nerdesca”, sus problemas con su amigo Harry. Ahí empieza el primer fallo: nos presentan a Harry como un duende joven y moderno, con una katana de energía (ya la quisieran los caballeros Jedi) y un aerodeslizador de skater, que sale de la “Terrible Cámara de Gas Verde Que te Da Superpoderes” como si se tratase de un anuncio de Hugo Boss. ¡MAL!
Mi propuesta: pintar a Harry como lo que es, el hijo del supervillano, no un nuevo supervillano. Verlo arrodillado en la “goblin-cueva” de papá, tocando sus juguetes como un niño autista o un Norma Bates venido a menos, pero NO (y recalco el NO) salir a la calle a impartir justicia supervillanesca profesional.
Con Harry arrullando la máscara de Papá pasaríamos a la escena de Central Park, dónde Peter y MJ se dicen sus cosas bonitas y, como si de un escupitajo se tratase, cae el simbionte, que es más listo que todo y ya enfila hacia el actor mejor pagado del reparto Peter. De nuevo ¡MAL! Reservémonos un poco el origen del simbionte.
Lo que sigue (el origen del Hombre de Arena, su hijita malita y la perifollada del anillo de boda) me parece conservable, aunque yo voto por un poco menos de lágrimas, que esta peli se ahoga en la llorera de los protagonistas (parece más el puto Dawson Crece que una de superhéroes).
Ahora si que viene algo infumable, la peleíta entre el Nuevo Duende y Peter Parker (que en esta peli se dedica a fardar de poderes en tetas en camisa como si no fuese con él lo de la identidad secreta), que acaba con Harry amnésico, pues en estas películas “conmoción cerebral” es sinónimo de “amnesia” y Peter, que, rendido, cae en su camita donde es violado poseído cubierto vestido por el simbionte y se despierta boca abajo (al menos no es una nevera con hielos y sin riñones…) ¡MAL! Pongamos que Peter va a ver a Harry por doceava vez, que ése no le quiere escuchar, pelean (mal, porque Harry es un flojeras sin poderes) y cuando finalmente este se calma y parece que atiende a razones… ¡BAM! El transbordador espacial Columbia pasa por la ventana toda leche (esto se justifica con alguna noticia televisiva al principio o incluso empezando la peli con JJ hijo en la luna recogiendo chapapote), y claro, Spiderman tiene que ir a ayudar. Hay fuego, explosiones, mucho humo y un gran ¡catacroker! cuando el transbordador cae al río ¿Hudson? Spiderman logra salvar a los astronautas pero se pringa de una extraña substancia que sale de la nave, y, como puede, llega a casa donde es amado por el simbionte, tal y como se ve (para los muy freaks, sí, es lo que pasaba en la serie de animación. Si es bueno, ¿por qué cambiarlo?).
-Vale, la idea es buena, per el dibujante no, ¿alguien más le ve cabeza de glande a Venom?-
Así, tenemos a Spiderman con el simbionte, Harry reconcomido, y Flint Marko arenoso.
Pasamos olímpicamente del asunto de “él mató a mi tío” y respecto al rollo de que Spiderman salva a Gwen de la grúa y por ello le dan las llaves de la ciudad y tal… ¡MAL! Gwen y él son colegas de clase, y amigos de la infancia, y al enrarecerse las cosas con MJ (que se ve devorada por los problemas del Héroe) empiezan a “verse”.
-Gweeeeeeen...-
Es cuando Spiderman es recompensado por si buen trabajo con la lanzadera que aparece el bueno de Eddie, el buen, patético, servicial y adulador de Eddie Brock.
Todo el resto con el Hombre de Arena robando y MJ rallándose a ojos vista y acudiendo a Harry mientras Peter se crece y se vuelve un chuloputas matón cualquiera, es tolerable (sin contar el bailecito). Así llegamos a Harry “socarrao”, MJ lejos, Gwen tonteando y Peter desesperado por quitarse la ropa (en el buen sentido) con Eddie Brock bajo listo para recibir el bukkake obsidiana simbionte.
Así, Eddie se nos cicla (muy importante para que Venom sea lo que debía ser, un armario ropero cubierto de chapapote y dientes Y un buen rugido de león) y empieza a amargarle la vida a Peter, acosándolo y persiguiéndolo a todas partes, mientras él intenta arreglarlo todo con MJ, dejando su tonteo con Gwen.
-Esto SÍ es un simbionte, y no lo que venden por ahi-
Y llegamos a la batalla final, con el Hombre Arena y Venom “reclutados” por Harry para matarlo, al que miden el lomo hasta que en el último instante Harry se arrepiente y se sacrifica por Peter, lo que mueve al No-Tan-Malo Hombre de Arena a cambiar de bando, y juntos, a derrotar a Venom, separando a Eddie del simbionte y cargándose a éste último, pero dejando a Eddie vivo y con un “reflejo azabache momentáneo en los ojos”, para futuras secuelas. Besitos, amor, reconciliación y ya tenemos final estilo Hollywood, ¡hasta con boda, si os apetece! Por supuesto, al pobre Hombre de Arena lo detienen, pero ya tiene en la cuenta lo que le pagó Harry así que todo acaba "bien" para todos, ¿no?
Y al final de los créditos, que al loco de la celda de al lado de Brock le ataquen tentáculos rojos y negros…
Eso es todo, si os ha parecido largo, ya veréis el de El Planeta de los Simios (la de Burton, claro).
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