12.24.2008

Yo maté a los Reyes Magos...

… y a Santa Claus lo empalé con su trineo.


Estas fechas me desconciertan, por un lado, las odio: me da asco el tener que reunirme con gente a la que no veo en todo el año con la excusa de la fecha, tener que patearme una ciudad abarrotada de criaturas chillonas, más chillonas de lo habitual, buscando algún artefacto inútil y a ser posible caro, para regalar a cualquiera de los energúmenos con los que finjo empatizar, tener que adorar y babear delante del feto más reciente de los miembros de mi familia…


-Melchor, Gaspar y el de regalo, bien empaquetaditos los tres, ¿habéis sido buenos, niñas y niños?-


Pero por el otro, me encantan, pues me he dado cuenta de que en estas fechas tan señaladas, tan bonitas y familiares, tan cálidas y cristianas, la mayoría de la gente siente algo parecido a lo que siento yo el resto del año: odio. ¿no es bonito? Así, esperando en la cola interminable de alguna tienda puedo mirar a la cara de cualquiera y ver como desearía en ese momento que su sangre fuese nitroglicerina y poder matar a todos los que les rodean. Me entran ganas de acercarme, darle una palmadita en la espalda y decirle “ale, ya sabes lo que se siente”. Todo ese odio que la gente exhuda es como un perfume para mi (por encima del olor a sudado y rancio, omnipresente en mi amada ciudad).


Venga, a disfrutar estas fiestas tanto como yo.



PD: Para una comprensión más profunda, os recomiendo el grandioso cómic Lobo Paramilitary Christmas Special, todo lo que las navidades deberian ser, y casi son.



Ho, ho y rajado ho.

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